ALCAZ es joyería contemporánea, donde líneas netas, formas limpias, volumen, piedras naturales, plata y oro van hacia la búsqueda de la armonía entre la pieza y quien la va a llevar puesta, complementando nuestro estilo con el propio.

PLACERES COSMOPOLITAS

Sitio de encuentro: Juncal y Oro. Se presta al chiste fácil cuando el motivo de nuestra salida es una visita a una muestra de joyería. Un evento que convoca a joyeros de toda la República. Un lugar en el que confluyen tendencias mundiales y regionales en el arte de trabajar los metales y las piedras.
Luego de acreditarnos en esta edición de BairesJoya, atravesamos la puerta de entrada y nos sumergimos en una suerte de laberinto de pasillos con vitrinas de exposición. A simple vista se observan compartimentos clasificados por marcas. Cada firma adorna su espacio de un modo particular, acorde a las alhajas que exhibe. Colgantes tradicionales, corbateros originales, esclavas, anillos, pulseras. Inevitablemente, la imagen en la retina se torna brillante y no es casualidad: el magnífico poder hipnotizante de las joyas cobra protagonismo. Se lucen objetos de corte contemporáneo y clásico, pero no cabe duda que el foco del evento está puesto en aquellas piezas que marcan tendencia.
Tras una recorrida minuciosa por el total de la feria, nos detenemos frente a una vitrina que expone piezas de una delicadeza admirable. Se trata de unos minúsculos eslabones brillantes de múltiples colores. Un hombre se arrimó al ver mi curiosidad y me nombró esos famosos accesorios: las “donas”. Estos pequeños redondeles se hacen ver no solo por sus exquisitos brillos en miniatura, entre sus otros atributos figura su creativa multifuncionalidad. Las donas otorgan el privilegio de ser usadas como dijes de colgantes, pulseras e incluso anillos, y tienen el beneficio extra de poder combinarse según los gustos o cambiarse de acuerdo a la ocasión.
 En lo que concierne a los visitantes, muchos acuden con el fin de aggiornarse con  respecto a las vanguardias que rigen a nivel nacional e internacional. Otros, asisten directamente para adquirir joyas y luego revenderlas al público de su lugar de residencia. Se respira un aire agradable y festivo. Somos convidados con algunos bocaditos salados y refrescos. Mis ojos se desvían hacia un hombre de unos sesenta años que se aproxima rápidamente a una bandeja. Evidente ansiedad por degustar menúes tales como la típica picadita compuesta por exquisitos fiambres acompañados de panes saborizados antes de que sean devorados por otros.
Otro eje innegable de la feria lo constituyen los diseños exclusivos a cargo de artistas de todas las edades que a través de la fusión de diversos materiales y de su inventiva profesional, alcanzan ejemplares de una distinción memorable. En sus obras se traduce una aguda sensibilidad, se deja ver sutilmente, la “cristalización de sus sensaciones”. Entre los diseños más extravagantes, aparecen colgantes con dijes cuyas partes pueden separarse, de modo tal que cada día puede lucirse un colgante aparentemente diferente.
Sin lugar a dudas, nuestro paso por el evento, nos dejó una sensación perplejidad, de haber evidenciado un refinamiento poco frecuente. Nos retiramos con deseos de hallar creaciones de esta categoría en posteriores visitas.